El Tantra es una filosofía de vida, como cualquier filosofía, enseñanza oriental, es un modo de vivir, de sentir, de percibir. Abarca todos los sentidos, nos acompaña a lo largo de la vida, en cada segundo.
A través del tantra sentiremos a niveles más íntimos, más profundos y satisfactorios. Es una filosofía milenaria, que nos guía hacia la felicidad; es, sencillamente, ser conscientes de todo lo que nos rodea, vivir cualquier acontecimiento enfocándolo de forma positiva, energética.
En el tantra prima la respiración profunda, la visualización, los sentidos están a flor de piel.
La tantricidad está en nosotros, en todo lo que nos rodea.
La terapia tántrica es idónea para parejas que quieran aportar a su sexualidad un enfoque más oriental, más humano, ya que la sexualidad femenina a menudo dista de la del hombre.
El masaje tántrico, incluido en la terapia, es un masaje que aporta paz, equilibrio, felicidad; está lleno de ternura, dulzura, sensualidad, a menudo de extrema belleza. En el masaje tantra hay abrazos infinitos, se mecen los sentidos, caricias interminables, miradas y suspiros, siempre domina el respeto.
Se trabaja el cuerpo entero, los centros energéticos, los sentidos se despiertan. La terapia tántrica no es solo excitación pélvica, es algo más intimo, más energético, aunque a veces en el masaje tantra, al activar los centros energéticos, el receptor llega a excitarse, la estimulación (masaje Yoni para mujer, masaje Lingam para hombre) no es lo esencial. Lo primordial es que la energía abarque el cuerpo entero.
En nuestro centro trabajamos de forma individual o conjunta, ya que nuestras terapias están orientadas para personas que acudan solas o en pareja.
Esas terapias tienen como meta deshacerse de los bloqueos, las fobias que nos alejan del camino de los placeres y de la felicidad…
Terapias impartidas por Alejandro, nuestro maestro budista, psicólogo y sexólogo, acompañado por una de nuestras masajistas o por Bea, formada en la doctrina tántrica, maestra de Reiki, guía y profesora de meditación.
Concertar cita con uno o dos días de antelación.